Zinemática: Críticas actualizadas

Si estás cansado de gastarte cinco o seis euros en el cine y encontrarte una y otra vez la misma apestosa mierda, éste es tu sitio. ¡Se acabó el tirar el dinero! Llega la revolución. By Puspus.

Monday, October 30, 2006

"Los niños de San Judas"


“Los niños de San Judas” de Aisling Walsh. Con Aidan Queen, Iain Glenn, Marc Warren y John Travers. Irlanda, Reino Unido, Dinamarca y España. Drama. CAL. BASTANTE BUENA.
La sutileza no es precisamente una de las virtudes que adornan la labor de Aisling Walsh como cineasta. “Los niños de San Judas” posee una vocación anticlerical que queda patente desde su primera escena: En plena Guerra Civil Española un pelotón de fusilamiento termina con la vida de varios brigadistas internacionales. Y en primera fila del público, ataviado con su mejor sotana, un sacerdote contempla impasible los hechos. Lo que viene después (trato humillante a menores, violentos castigos físicos o silenciadas violaciones al más puro estilo “La mala educación”) no hacen sino reincidir en esa denuncia anticatólica que conforma la base de la película. Es cierto que, cercano ya su desenlace, Walsh intenta compensar su demoledor mensaje presentando otros modelos de sacerdocio más positivos y comunes pero, para entonces, es ya demasiado tarde. El ataque a la Iglesia ha sido demoledor, exagerado, y, como consecuencia, el filme se ha visto herido en su credibilidad. No. No voy a ser yo ahora quién defienda algunos actos de los llamados hombres de Dios. El ser humano es capaz de actos deplorables, ya sea cura, médico, estudiante o pastelero... pero por su labor social, por su obligación implícita de vivir según los Evangelios, observar estos actos en la persona de un religioso nos desborda de indignación y de rabia. Cualquier hombre en posición de poder entraña un gran peligro y más áun cuando se trata de personalidades inestables, vejadas desde su infancia y con afán de revanchismo, como pudiera ser el caso del sádico personaje que encarna Iain Glenn. Lo mismo podríamos decir de leyes como el celibato, que privan de la normalización sexual a los pastores de Cristo, incrementando las posibilidades de hallar violadores o pederastas entre sus filas, como ya se ha demostrado. Esto, unido a un Estado que prefiere mirar para otro lado y a ese repugnante corporativismo que se respira en la mayoría de las instituciones religiosas, es lo que provoca que aparezcan casos tan terribles como el de “Los niños de San Judas”. Al margen de estos aspectos sociales (siempre tan interesantes) y centrándonos en el filme, tengo que decir que la película resulta tremendamente irregular. De sus múltiples subtramas sólo funciona muy bien la de la creciente amistad del profesor Aidan Queen con sus jóvenes alumnos, y a medias la del enfrentamiento de éste con el psicópata del Hermano John. Todo lo referente al pasado del idealista maestro en nuestra Guerra Civil, su amor frustado con una camarada republicana y los abusos sexuales a otro joven de la escuela, es un completo fracaso. La dirección es rutinaria. Consigue cierta emotividad en las escenas con los chavales (gracias a la maravillosa interpretación de su elenco infantil al completo, todo sea dicho) pero da vergüenza ajena en esos flashbacks de colores satinados por tierras ibéricas de los que se podía haber prescindido sin mayores disgustos. Los aspectos técnicos (fotografía, decorados, música...) son competentes, pero la peli no convence porque queda demasiado superficial y panfletaria. Y es que no por mostrar los repudiables actos de estos sacerdotes de forma tan descarnada se consigue dotar de mayor profundidad a su mensaje Mensaje que, al final, queda reducido a torpe pataleta anticlero disfrazada tras los tópicos de “peli de profesor molón”, como “El club de los poetas muertos” o la más liviana “Sister Act”. A mí, de todas formas, es que esta clase de pelis siempre me llegan y me emociono como un bobito en esos momentos finales de apoyo al tutor, tan requetevistos, pero es que no lo puedo evitar. La vocación frustada es lo tiene, amigos. Así que ojito esta vez y no os fiéis mucho de la nota que aquí es el corazón el que habla. Es un aviso.
Lo mejor: La eficaz labor de sus actores infantiles.
Lo peor: Que se quede únicamente en el morbo fácil sin querer ir más allá.