"Casino Royale"

“Casino Royale” de Martin Campbell. Con Daniel Craig, Eva Green, Judi Dench, Giancarlo Giannini, Mads Mikkelsen y Jeffrey Wright. Acción. CAL. BUENA.
Lo cierto es que sí. La saga Bond necesitaba un lavadito de cara de forma urgente. No es que me disgustase Pierce Brosnan, ni mucho menos. De hecho, desde su primer filme al servicio de su Majestad, lo consideré un Bond muy potable, siempre implecablemente peinado, siempre con el consabido latiguillo sarcástico en la punta de la lengua. Pero, por un lado, el actor estaba ya algo mayor para según qué escenas (como ese prólogo con los michelines peludos al descubierto de “Muere otro día”) y, por otro, la saga clamaba por imponer unos límites al desmadre tecnológico-fantasioso en que estaba degenerando el invento. Martin Campbell fue el director elegido para rejuvenecer la franquicia y muchos fuimos los que nos echamos las manos a la cabeza. ¡No! ¡¿¡Campbell!?! ¿Es que no tuvimos suficiente con “Goldeneye”? Y cuando ya nombraron al mastuerzo de Daniel Craig nuevo titular de la licencia para matar la cosa fue tomando tintes dramáticos. El proyecto apestaba a basura a kilómetros... pero, oh sorpresa, de repente entro en el cine, se apagan las luces y me doy de bruces con una estupendísima peli de acción, aparte de la mejor aportación que recuerdo a la dilatada trayectoria de 007. La historia va de precuela, que es lo que parece que manda ahora. Conocemos a un Bond en sus inicios. Un Bond que comete errores, un Bond enamorado, un Bond que sangra por los nudillos tras una descarnada pelea!!! Y Daniel Craig es ese Bond... un Bond real, mucho más amplio, mucho más profundo que el que interpretase cualquiera de sus antecesores (a excepción del señor Connery, vaaaale, no se me rebelen). Y esa bajada a la realidad no sólo afecta al protagonista, qué va. La trama se vuelve más terrenal y creíble, las chicas Bond dejan de ser bellos muñecos sin alma, el villano de turno ya no desea conquistar el universo... Todo cuadra y sin necesidad de ser infiel la saga. Los inconfundibles “toques de la casa” continuan ahí, bien presentes. Las exóticas localizaciones, los aparatejos extraños, la cara de perro de Judi Dench, los coches imposibles, el martini mezclardo-no-agitado, etcétera, etcétera... Pero esto nos gusta más. Un Bond de gimnasio, brutote y violento, que ha transformado el comentario picarón por el chiste guarro, pero que sabe estar elegante cuando la situación lo requiere o quebrar con su gélida mirada la falsa seguridad de una acertada Eva Green. Ojalá las nuevas entregas continúen por este prometedor sendero porque Jason Bourne puede haber encontrado un rival a su medida.
Lo mejor: Daniel Craig, un formidable derroche de carisma.

Lo peor: El que le ponía el rímel a la pobre Eva Green.