"A Scanner Darkly"

“A Scanner Darkly” de Richard Linklater. Con Keanu Reeves, Robert Downey Jr., Winona Ryder, Rory Cochrane y Woody Harrelson. Thriller. CAL. FLOJA

Películas de drogatas las hay buenas (“Requiem por un sueño”), regulares (“Miedo y asco en Las Vegas”) y malas (“Spun”). “A Scanner Darkly”, para nuestra desgracia, pertenece a este último grupo. De hecho, su visionado sería un auténtico castigo sino fuera por la “rotoscopia”. Esta técnica, consistente en filmar la peli a la manera habitual para después pintar cada fotograma hasta convertirlo en dibujos animados, ciertamente tiene su gracia. Genera una sensación de irrealidad que casa genial con el tono alucinado y psicótico del filme. Sin embargo, por alguna razón que desconozco, apenas se le saca partido a esta baza, lo que provoca que muy pronto te la soplen los pegotes Photoshop y ese diseño deudor del mítico GTA. La escena que abre la cinta, donde un yonki en plena paraonia visual se ve cubierto por infinidad de insectos, es un buen ejemplo de lo que esta peli podía haber dado y no da. Muy al contrario, en vez de aprovechar su original propuesta, Linklater prefiere sepultarla bajo la losa de un relato absurdo, inerte y monótono, donde los personajes hablan y hablan y hablan de algo que sólo ellos saben y el espectador se adormece en la bútaca, cansado de tanta frase chorra de drogota volao. Por destacar algo del deprimente conjunto, merece un apunte el señor Robert Downey Jr., que bien sea por estar habituado a estos excesos lisérgicos o porque es un actor cojonudo, compone una suerte de dibu hiperrevolucionado que devora a todo aquel con el que comparte plano. Todo lo demás es un bonito monumento a la nada, sin discurso aglutinador, ni clímax, ni gracia. Una oportunidad desaprovechada que alguien, en un futuro, debería recuperar y mejorar.
Lo mejor: Su empaque formal.
Lo peor: Que sea una gansada para gafapastas capaz de aburrir a las vacas.

"The Host"

“The Host” de Bong Jon Ho. Con Song Kang Ho, Byun Hee Bong, Bae Doo Na y Park Hae Li. Fantástica. CAL. BASTANTE BUENA.

Tras un arranque decididamente espectacular “The Host” revela pronto su talón de Aquiles: Es 100% coreana. Y esto explica que en su país de origen haya recaudado más de sesenta millones de dólares y en España, Francia o Estados Unidos apenas consiga mantenerse en el TOP 10 más que un par de semanas. El público occidental, entre el que lógicamente me incluyo, no está aún preparado para el cine asiático. Sí. Las pelis de japos molan. Las coreanas también. Y las chinas, como no. Poseen imágenes perturbadoras, son originales, llaman la atención... Pero jamás conseguiremos que nos llenen del todo, que nos convenzan. Estos tíos realmente están muy perturbados. Se me viene a la cabeza “Old Boy”, “La Maldición”, “Hero”, “Audition”, “Kung-Fu-Sion”, “Battle Royale”... ¿Qué les pasa a esta gente? ¿Hay algo en el agua que beben que los vuelve tarumbas? ¿Existe otra bacteria en el sushi de la que no nos habían hablado? Todas las nombradas son películas tremendamente novedosas que revolucionan, de una u otra forma, el thriller, el terror, las artes marciales, el suspense, la comedia, la acción... pero con las que jamás conectaremos porque, por desgracia, nosotros no tenemos los ojos rasgados. “The Host” posee escenas magníficas, humor transgresor, unos personajes que adoptarías y visualmente es la caña. Pero los japos son los japos y no pueden conformarse con hacer, sencilla y llanamente, una película de monstruos. Ellos tienen que mezclar el terror y el humor, la política y el gore, Spielberg y Lynch... y, claro, así les sale. Con unos altibajos de ritmo brutales, con una subtrama viral que nadie termina de comprender y un final que es puro delirio. Qué le vamos a hacer. Estos tíos son así. Prefieren complicarse la existencia a firmar obras maestras. A pesar de todo, y como los gafapastas ya somos casi legión, “The Host” se convertirá en pieza de coleccionista en cuanto salga en DVD. Yo nunca diría que es una buena película (Dios me libre) pero sí me atrevería a afirmar que se trata de una entretenida rareza que no dejará a nadie indiferente. ¡Cuántos filmes americanos o nacionales matarían por una reseña así!
Lo mejor: El talento de su joven director y el desafío que supone su sola existencia.
Lo peor: Que se aleje tanto de lo previsible que pueda desilusionar a la mayoría de su público occidental.