"La fuente de la vida"
“La fuente de la vida” de Darren Aronofski. Con Hugh Jackman, Rachel Weisz, Ellen Burstyn y Sean Patrick Thomas. Ciencia Ficción. CAL. FLOJA.
“Requiem por un sueño” es mi película favorita. La mejor que he visto en mis veintiseis años de existencia. Ya está. Ya lo he dicho. Por eso esperaba grandes hazañas de “The Fountain” (me niego a llamarla por su lamentable título español, que le quita toda la gracia al asunto). Comprenderéis que, a la vista de esta pretenciosa y excéntrica banalidad, me encuentre terriblemente decepcionado. No es “The Fountain” una peli comercial. Después de verla uno entiende que haya tenido tantísimos problemas para estrenarse, que Brad Pitt y Cate Blanchett abandonasen el barco en el último momento y que las productoras (¡¡¡tres!!!) le recortasen el presupuesto hasta el mínimo viendo el fracaso que se les venía encima. Esta desconexión con los gustos del público más mayoritario no es ninguna pega. “Réquiem por un sueño” tampoco era un filme, por así decirlo, de sencilla digestión, aunque poseía una gran virtud sobre ésta y es que transmitía emoción. “The Fountain”, a pesar de que sus personajes derraman mil y una lágrimas y de que reincide en el tema de la muerte hasta resultar cansina, ha sido incapaz de tocarme la fibra. Para mí es éste el mayor fallo de la película... pero, por desgracia, no estamos hablando del único. Toda esa filosofía new-age que derrochaban las frases de una cargante Rachel Weisz producían en mi ánimo una cierta hilaridad. Hilaridad que se tornó en carcajadas al contemplar el “profundo” estudio histórico que Aronofski llevó a cabo al ambientar su “trama española”. Ríanse ustedes de la Semana Santa fallera de “Misión imposible 2”, en serio. Del epílogo “voy en mi burbuja de cristal, rumbo a una estrella moribunda, y me entretengo practicando posturitas de tai-chi” mejor ni hablamos, por mucha belleza plástica y mucha mandanga que tenga la situación. El problema es que “The Fountain” aburre. O por lo menos, a mí me aburrió horrores (ese repugnante árbol con pelos una y otra vez, una y otra vez...). Seguramente habrá gente a la que le encante. Intuyo que se trata de esa clase de pelis a las que la mitad del público ama y la otra mitad aborrece. Pero lo cierto es que, quitando la música y la fotografía, poco más le saco en claro a este grandilocuente descalabro. Y cuando la gente huye de la sala comentando cosas como “La banda sonora es buena” o “Las imágenes son chulas”, algo falla. Y más si hablamos de un tipo como Aronofski, al que la crítica (y ahí me incluyo) había encumbrado como uno de los cineastas más prometedores del siglo XXI. Ahí es nada. Aún así no he perdido la esperanza. Seguiré pasando por taquilla en su siguiente trabajo.
Lo mejor: La perfección técnica del señor Darren.
Lo peor: Repetitiva, repetitiva, repetitiva, repetitiva...