Zinemática: Críticas actualizadas

Si estás cansado de gastarte cinco o seis euros en el cine y encontrarte una y otra vez la misma apestosa mierda, éste es tu sitio. ¡Se acabó el tirar el dinero! Llega la revolución. By Puspus.

Monday, April 30, 2007

"La fuente de la vida"


“La fuente de la vida” de Darren Aronofski. Con Hugh Jackman, Rachel Weisz, Ellen Burstyn y Sean Patrick Thomas. Ciencia Ficción. CAL. FLOJA.

“Requiem por un sueño” es mi película favorita. La mejor que he visto en mis veintiseis años de existencia. Ya está. Ya lo he dicho. Por eso esperaba grandes hazañas de “The Fountain” (me niego a llamarla por su lamentable título español, que le quita toda la gracia al asunto). Comprenderéis que, a la vista de esta pretenciosa y excéntrica banalidad, me encuentre terriblemente decepcionado. No es “The Fountain” una peli comercial. Después de verla uno entiende que haya tenido tantísimos problemas para estrenarse, que Brad Pitt y Cate Blanchett abandonasen el barco en el último momento y que las productoras (¡¡¡tres!!!) le recortasen el presupuesto hasta el mínimo viendo el fracaso que se les venía encima. Esta desconexión con los gustos del público más mayoritario no es ninguna pega. “Réquiem por un sueño” tampoco era un filme, por así decirlo, de sencilla digestión, aunque poseía una gran virtud sobre ésta y es que transmitía emoción. “The Fountain”, a pesar de que sus personajes derraman mil y una lágrimas y de que reincide en el tema de la muerte hasta resultar cansina, ha sido incapaz de tocarme la fibra. Para mí es éste el mayor fallo de la película... pero, por desgracia, no estamos hablando del único. Toda esa filosofía new-age que derrochaban las frases de una cargante Rachel Weisz producían en mi ánimo una cierta hilaridad. Hilaridad que se tornó en carcajadas al contemplar el “profundo” estudio histórico que Aronofski llevó a cabo al ambientar su “trama española”. Ríanse ustedes de la Semana Santa fallera de “Misión imposible 2”, en serio. Del epílogo “voy en mi burbuja de cristal, rumbo a una estrella moribunda, y me entretengo practicando posturitas de tai-chi” mejor ni hablamos, por mucha belleza plástica y mucha mandanga que tenga la situación. El problema es que “The Fountain” aburre. O por lo menos, a mí me aburrió horrores (ese repugnante árbol con pelos una y otra vez, una y otra vez...). Seguramente habrá gente a la que le encante. Intuyo que se trata de esa clase de pelis a las que la mitad del público ama y la otra mitad aborrece. Pero lo cierto es que, quitando la música y la fotografía, poco más le saco en claro a este grandilocuente descalabro. Y cuando la gente huye de la sala comentando cosas como “La banda sonora es buena” o “Las imágenes son chulas”, algo falla. Y más si hablamos de un tipo como Aronofski, al que la crítica (y ahí me incluyo) había encumbrado como uno de los cineastas más prometedores del siglo XXI. Ahí es nada. Aún así no he perdido la esperanza. Seguiré pasando por taquilla en su siguiente trabajo.

Lo mejor: La perfección técnica del señor Darren.

Lo peor: Repetitiva, repetitiva, repetitiva, repetitiva...

Sunday, April 29, 2007

"Alpha Dog"

“Alpha Dog” de Nick Cassavetes. Con Emile Hirsch, Ben Foster, Justin Tinberlake, Shawn Hatoshi, Anton Yelchin, Bruce Willis, Harry Dean Staton y Sharon Stone. Drama adolescente. CAL. BASTANTE BUENA.
Por la senda de la magnífica “Bully” discurre el nuevo trabajo del hijísimo Nick Cassavetes. Tardíos adolescentes desocupados, podridos de dinero y subyugados por el estilo de vida que contemplan en los videos gangsta de la MTV. Los padres hace tiempo que abdicaron de sus responsabilidades. Sin ideales, sin valores... se creen los amos de la calle y, en realidad, no pueden dar mayor pena. En cuanto a la peli en sí, resulta cuando menos curioso que un guión basado en un hecho real (y al que el director añade ciertas pinceladas semidocumental, para más inri) resulte, por momentos, tan exageradamente absurdo. Hay determinados pasajes (y el de la montaña es un buen ejemplo) en los que uno no puede menos que pensar: “Bufff... ¿Pero qué me estás contando?”. O nuestra mentalidad europea está a años luz de la americana o aquí se han exagerado los acontecimientos hasta niveles de comedia bufa. En fin, lo mismo da, porque lo verdaderamente importante de esta película no está en su historia (digna pero poco más) sino en las relaciones que mantienen unos personajes estupendamente bien diseñados e interpretados. Emile Hirsch está soberbio en el rol de capo de toda esta pandilla de inadaptados. Él es el auténtico villano del filme, un completo hijo de puta, que humilla, ordena y mata pero escondiendo la mano. Ben Foster, neonazi con el cerebro podrido por el speed, ofrece los mejores momentos de la función. Justin Tinberlake, increíblemente, mantiene el tipo hasta en las escenas más complicadas. Y el señor Bruce Willis, aunque con distinta voz, continúa por el mismo acertado camino de sus últimos trabajos (“Sin City”, “Hostage”, “16 calles”...). A medida que transcurre la trama, el filme va ofreciendo variados puntos para la reflexión, puntos que nos obligarán a seguir dándole al coco una vez abandonada la sala. De esta manera “Alpha Dog”, aunque irregular, también se hace tremendamente fascinante y necesaria.
Lo mejor: Sus plantel de jóvenes actores.
Lo peor: Ese momento “Diario de Patricia” con una Sharon Stone saturadísima de maquillaje.

Monday, April 09, 2007

"La prueba del crimen"


“La prueba del crimen” de Wayne Kramer. Con Paul Walker, Cameron Bright, Vera Farmiga, Chazz Palminteri y Karel Roden. Acción. CAL. BUENA.
Wayne Kramer. Memoricen el nombre. Porque con sólo dos películas este señor ha demostrado encontrarse muy por encima de la media. Primero fue “The Cooler”, reposado thriller de casinos y gafados a mayor gloria de un bondadoso William H. Macy, y ahora es “La prueba del crimen”, donde el panoli de Paul Walker se embarca en un crucero urbanita de lo más bizarro. Tiroteos a lo Tony Scott, niños de mirada aviesa, prostitutas de buen corazón, mafiosos italianos, pijos pederastas, inmigrantes rusos, polis corruptos, bares de top-less, jugadores de hockey y hasta sexo oral doméstico... todo, como en una canción de Sabina, cabe en esta segunda cinta de Kramer. Y, por supuesto, el paquete se adereza con el catálogo al completo de hallazgos videocliperos y piruetas visuales, no podía ser de otro modo. ¿Que el tío se excede? ¡Claro! ¡Y de qué manera! Pero en esa falta de mesura, en ese derroche de morro, está la gracia de la película. No la vamos a buscar en Walker, que a este chaval ya lo conocemos todos. El tío da igual que haga de tunero, de buceador o de macarra espaguetti, que siempre pone la misma cara. Pero aquí al menos no rechina, lo cual en su caso ya es decir mucho. La sorpresa del casting la encontramos en Vera Farmiga (la psiquiatra de “Infiltrados”) y Chazz Palminteri, al que hacía tiempo que no veíamos. Lo demás: Ritmo, ritmo, ritmo, ritmo, con un guión a pachas entre Tarantino y Ritchie, influencias éstas que elevan al filme a dos horas y pico de entretenimiento puro.
Lo mejor: No deja ni un segundo de respiro.
Lo peor: Es tramposa, inceíble y absurda como la que más.

Wednesday, April 04, 2007

"Hannibal: El origen del mal"


“Hannibal: El origen del mal” de Peter Webber. Con Gaspard Ulliel, Gong Li, Rhys Ifans, Kevin McKidd y Dominic West. Thriller psicológico. CAL. PASABLE.

En las historias de terror que devoraba cuando era crío frecuentemente el monstruo terminaba asesinando a su propio creador. Con el mito de “Hannibal”, curiosidades de la vida, ha sucedido exactamente lo contrario. Thomas Harris ha querido exprimir tanto, tantísimo, a su ilustrado médico caníbal que, al final, lo ha acuchillado por la espalda y ha lanzado sus deslabazados restos al vertedero. Y es que el guión que vertebra este filme difícilmente podría ser más decepcionante. Lejos de profundizar en las “razones” del psicópata o de arrojar alguna luz sobre su infancia y adolescencia, Harris se limita a repetir el cansino esquema de “ofensa-venganza”, describiendo una cadena de muertes que parece no tener fin. Las escasas novedades que hacen acto de presencia: el internado soviético, la influencia samurái, la época universitaria... pronto son olvidadas en beneficio del gore más chusquero, provocando en el espectador exigente un sordo murmullo de indignación. Todo apesta a papillita insípida para niños de instituto, mal planteada y peor desarrollada... Un producto hecho con prisas, con la mirada sólo puesta en la taquilla. Sinceramente, a mí lo único que me entretuvo de esta película fue contemplar los sutiles “detalles Hopkins” que el inquietante Gaspard Ulliel iba regalando aquí y allá. Eso y el hermoso (aunque demasiado aséptico) estilo de su director, Peter Webber. Lo demás, pese a no caer nunca en lo bochornoso, lo cierto es que tampoco se distancia mucho de lo rutinario. Nada por lo que merezca la pena gastar seis euros, en cualquier caso.
Lo mejor: El insano magnetismo que desprende Gaspard Ulliel.
Lo peor: Que parezca una chapucilla fabricada a la carrera.