Zinemática: Críticas actualizadas

Si estás cansado de gastarte cinco o seis euros en el cine y encontrarte una y otra vez la misma apestosa mierda, éste es tu sitio. ¡Se acabó el tirar el dinero! Llega la revolución. By Puspus.

Friday, November 17, 2006

"Volver"


“Volver” de Pedro Almodóvar. Con Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas, Johana Cobo, Blanca Portillo y Chus Lampreave. Melodrama. CAL. BASTANTE BUENA.
Aunque no sea santo de mi devoción, he de reconocer que Almodóvar destaca (y no por casualidad) entre nuestros miserables talentos patrios. El manchego, película a película, ha conseguido levantar un universo propio, muy fácilmente reconocible, y que encandila a la audiencia (sobre todo a la internacional). Cada fotograma de Almodóvar lleva su sombra, su firma, su toque único. Y por eso es una lástima que esta agudeza para lo visual no le acompañe también cuando maquina los argumentos de sus películas, que casi nunca se elevan a la altura de su genio. Almodóvar o se pasa de extravagante (ya saben, los travelos, las putas, las folclóricas drag y toda la comparsa de Manifestación del Orgullo) o no acaba de centrarse en una idea concreta, convirtiendo sus tramas en un puchero casero donde cabe de todo: costumbrismo, comedia negra, melodrama, video-clip y sus genuinos momentos “locaza”. Esto es exactamente lo que sucede en “Volver”. La historia va pasando por tantos géneros que al final ya no sabes si tienes que llorar, reírte, pasar miedo o ir a la cocina a fregar los cacharros. He de reconocer (y ya me jode) que disfruté como un enano durante toda la primera hora de este filme. Me reconocía en sus escenas rurales, me enamoraba sin remedio de la despampanante Penélope Cruz y me fascinaba constatar como la peli iba tomando caminos más grotescos de los inicialmente pensados (ese toque “Delicatessen” en el restaurante... ¿de verdad fui yo sólo el que lo intuyó?). Por desgracia nada dura eternamente y en la segunda mitad mi decepción es completa cuando todo regresa a terreno conocido: el reencuentro con la madre, el delirante programa de testimonios, los diálogos-autohomenaje, los truculentos secretos de siempre al descubierto... Todo está muy bien envuelto, es cierto, con una fotografía llena de colorines pop, una banda sonora notable y la pericia tras la cámara del señor Peeeedro, pero no provoca ningún sentimiento en el público. Mucho lacito y mucha floripondia pero escasitos de contenido. Me salvó la tarde Penélope, que está radiante, fresquísima, como una Sofía Loren castiza. Una nominación a los Oscar para ella no sería tan descabellada. Y mira que antes esta tipeja me caía mal...
Lo mejor: El desparpajo italo-cañí de Penélope Cruz.
Lo peor: Que Almodóvar parezca incapaz de renovar su polvoriento armario argumental.

Wednesday, November 15, 2006

"GAL"


“GAL” de Miguel Courtois. Con José García, Natalia Verbeke, Jordi Mollá, José Coronado, Ana Álvarez, Bérnard Le Coq y Mar Regueras. Thriller político. CAL. PÉSIMA.
Bueno, pues ya tenemos aquí la gran castaña de la temporada (y además española, fíjate tú que curioso). Aunque “GAL” no es la primera película mala con que tropiezo este año (ahí están “X-Men 3”, “Alatriste” o “Be cool”) lo cierto es que ninguna de las nombradas alcanza, ni de lejos, niveles de infamia y chapuza tan elevados como la nueva cinta del Miguel Courtois. Los últimos años de Gobierno socialista bajo la tutela de D. Felipe González darían, sin duda, para un puñado de suculentas películas. Tal fue el nivel de escándalos de corrupción, desvío de fondos reservados, tráfico de influencias y mamoneo al pueblo que se fue destapando conforme el político sevillano agotaba sus últimos habanos en la Moncloa. Pero de entre todos ellos sobresale uno. La joya de la corona: Los G.A.L. Una guerra de guerrillas contra la organización etarra, con financiación de Interior, supuesto consentimiento de la cúpula del PSOE y comandada por un atajo de incompetentes que daban matarile a quién no debían y secuestraban ciudadanos al azar, ya me diréis vosotros si no da para hacer una cinta cojonuda... o dos, o tres. Pues no. Pues ni por esas... Y la razón a tal incapacidad radica en la confluencia de dos claras circunstancias: Una, la ineptitud profesional de Courtois, que no sabe qué hacer con el material que tiene entre manos, y la otra, la presión ideológica de Melchor Miralles y El Mundo, que a base de exagerar lo que no necesita ser exagerado, consiguen que un hecho real parezca un puñado de sucias mentiras. Vamos a ver, zoquetes. Si tan seguros estáis de lo que contáis, ¿por qué disfrazáis los nombres de los protagonistas? No me gusta nada esa gente que tira la piedra y esconde la mano y aquí El Mundo ha hecho exactamente eso. ¿La razón? Pues ni idea, porque estos delitos ya fueron juzgados y se llevó a prisión a casi toda la nómina del Ministerio del Interior de la época, por lo que no creo yo que se les vayan a inundar ahora las oficinas de querellas precisamente. Se trata únicamente de llamar a las cosas por su nombre y no cargarse la credibilidad del conjunto. Nada más. Otro fallo que no es de recibo es esa descripción tan esquemática de los personajes. Ni Pedro J. Ramírez será ese santo varón que dibuja la peli, ni González ese villano mefistofélico, ni Barrionuevo ese tontolaba que amenaza a diestro y siniestro desde el sillón del despacho. La realidad nunca es tan sencilla, hombres. Ni las personas constan de una sola capa. Unos periodistas de casta como ustedes ya deberían saberlo. Tampoco ayuda mucho, es cierto, que esas personalidades históricas estén interpretadas por unos actores tan rematadamente horrorosos como los que conforman el reparto de “GAL”. Y aquí entramos en la causa definitiva por la que el visionado de esta peli se convierte en una verdadera TOR-TU-RA. Que Jordi Mollá es un actor con cierta tendencia al histrionismo es de todos conocido. No le voy a cruzificar por ello. Pero que ahora tenga la manía de chupar sapos antes de salir a escena, eso sí que no lo paso. La alucinante interpretación que Mollá realiza del comisario Amedo sólo puede ser entendida bajo el abuso de estupefacientes o en el deseo de suceder a Segura en los próximos “Torrentes”. Que Amedo supuestamente hablase así, terminando cada frase con un sonoro “cojones”, no es excusa para perpetrar una papel tan espantoso. En el cine los actores actúan, ¡no imitan! Para eso ya están Homo-Zapping o los monigotes del Canal Satélite. Por otro lado José García, acomodada estrella gala y protagonista de aquella estupenda película que fue “El 7º día”, tampoco está especialmente inspirado. Su acento, entre jicho y franchute, provoca carcajadas espontáneas y deja por sublime el de Viggo Mortensen en “Alatriste”. La tercera en discordia, Natalia Verbeke se limita a repetir por enésima vez su papel de pija mojigata pero, como es la única que declama sus frases con corrección, se convierte en lo más destacable del casting. En cuanto a la peli, pues sólo decir que disfruta de uno de los guiones más torpes que he tenido la desdicha de encontrarme y que, al no tener ni pajolera idea de cómo explicar los GAL, se dedica a atormentarnos con decenas de flashbacks que destruyen cualquier atisbo de ritmo y empantanan el desarrollo de la narración. Así las cosas “GAL” se erige sin competencia como la “PEOR PELÍCULA DEL 2006". Con lo que podía haber sido...
Lo mejor: La ambientación del País Vasco de principios de los 90.
Lo peor: Un hilarante Jordi Mollá.

Friday, November 10, 2006

"Destino Final 3"


“Destino Final 3” de James Wong. Con Kris Lemche, Sam Esaton, Crystal Lowe y Gina Holden. Terror. CAL. FLOJA
El divertido juguete macabro que fue “Destino Final” comienza a presentar evidentes síntomas de agotamiento. Tras la sorpresa por la originalidad slasher de la primera (también dirigida por Wong) y su posterior perfeccionamiento en manos de David R. Ellis (el de “Serpientes en el avión”), repetir las constantes argumentales y estilísticas de la saga en otra continuación es algo que sobraba. “Destino Final 3” no aporta absolutamente nada nuevo, no digamos ya al género en que se encuadra, sino a la propia mitología de la serie. Observar de nuevo las mismas barroquísimas muertes, los mismos personajes-picadillo y la misma ambientación luminosa y alegre, salpicada puntualmente por chorretones de sangre, es algo que aún entretiene, cierto, pero que te deja completamente frío. De esta manera, y como no mejora nada de lo ya hecho (para mí el cenit de la franquicia se alcanzó con ese soberbio prólogo en la carretera de “Destino Final 2”), sólo recomiendo esta reiterativa secuela para frikies y gore-adictos. Les aseguro que, al menos, no saldrán decepcionados.
Lo mejor: Que te hace pasar el rato.
Lo peor: Que es un calco sin brillo de las que le precedieron.

Wednesday, November 08, 2006

"Infiltrados"


“Infiltrados” de Martin Scorsese. Con Leonardo di Caprio, Matt Damon, Jack Nicholson, Martin Sheen, Mark Wahlberg, Alec Baldwin, Ray Winstone y Vera Farmiga. Policiaca. CAL. BASTANTE BUENA
De vez en cuando, y por alguna razón que desconozco, la crítica de medio planeta se pone deacuerdo para ensalzar las virtudes de ciertos filmes que, una vez sometidos a visionado, no dan ni la mitad de lo prometido. Me pasó con “Crash”, repetí con “Brokeback Mountain” y parece que este año le toca a “Infiltrados” disfrutar de tan envidiable posición. Me imagino que, en el caso que nos ocupa, tal desaforado entusiasmo radica en el deseo de que un maestro como Scorsese no se vaya al otro barrio sin su merecido Oscar, dejando tras de sí una carrera trufada de incontestables obras maestras (“Uno de los nuestros”, “El cabo del miedo”, “Casino”...) Siendo sinceros, que se lo vayan a regalar por “Infiltrados” me parece algo tremendamente injusto, tanto para sus competidores como para el propio Scorsese, pues a este hombre aún le quedan suficientes balas en la recámara como para obtener su figurilla de forma más merecida.“Infiltrados” puede ser el primer escalón hacia ese ansiado final. Lo cierto es que sobresale (y mucho) entre sus desesperantes últimos trabajos (y aquí les remito, si tienen huevos, a repasar la insoportable “Al límite”, la mutilada “Gangs of New York” o ese tostonazo de “El Aviador”), pero desde luego ésta no puede ser la obra referencial de un autor de su talla, el trabajo por el que será recordado tras su muerte. “Infiltrados” es, sencillamente, un thriller trabajado, entretenido, simpático, eficaz... como también lo era, por poner un ejemplo, “Plan oculto” y aún no he oído a nadie rasgarse las vestiduras porque Spike Lee no esté presente en ninguna quiniela de nominados. Que Scorsese tiene un estilazo filmando no es ningún secreto. El tío maneja la cámara como le da la real gana, sabe componer secuencias inolvidables y, en esta película, da una lección de montaje que no recordaba desde los tiempos de “Un domingo cualquiera”. Los actores, por otro lado, tampoco se quedan atrás. Matt Damon ya había interpretado este tipo de papel en otra de mis películas favoritas, “El talento de Mr. Ripley”, y lo cierto es que el chaval borda los “good boys” podridos hasta la médula. Lo de Leonardo di Caprio, por el contrario, sí que constituye toda una sorpresa. El actor de la eterna cara de adolescente ha ascendido por fin a primera división... y de qué manera. Después de disfrutarlo en la piel de este policía frustrado, rodeado de peligros y al que la tensión del encargo va volviendo progresivamente majara, me parece que tenemos Di Caprio para rato... y muy bienvenido sea. Los secundarios, también memorables. Desde un orondo Alec Baldwin a un entrañable Martin Sheen, todos cumplen su cometido a la perfección. Entonces, ¿qué le falla a “Infiltrados”? ¿Cuál es la razón por la que le niego ese galardón que intentan encasquetarle a toda costa? Pues lo más importante. El guión. Bajo mi punto de vista la película avanza siempre varios pasos por delante del espectador, obligándole a seguir su trama a toda velocidad, sin comprender demasiado bien qué está ocurriendo ni cuáles son las motivaciones de sus personajes. La credibilidad tampoco es su punto fuerte. Si un superviviente nato, más listo que el hambre, como se supone que es el personaje de Nicholson, no se da cuenta de que el “topo” que la poli ha colado en su organización no es otro que Leonardito, pues apaga y vamonos. Y hablando de Jack Nicholson... ¿de verdad es tan impresionante lo que este señor hace con las cejas? Lo digo porque anda todo el mundo cascando de su maestría y de su genialidad y de blablablabla... y a mí me parece más sobreactuado que el mismísmo Jim Carrey!!!! Debe ser que, ahora, dejarse llevar por los tics interpretativos y los vicios de décadas de profesión es la repera... o que existen nombres propios (sí, De Niro, tú eres otro de la quinta) a quienes se les perdona todo, por muy horrible que sea. Por último, ¿a alguien más le ha resultado forzadísima la relación a tres bandas entre Damon, Di Caprio y la psicóloga burrísima ésa? ¿De verdad es relevante el asunto para el desarrollo de la trama? A mí me da que prescinden completamente de Vera Farmiga y la peli gana enteros que es una barbaridad, entre otras cosas porque dura menos, que miré el reloj varias veces conforme llegábamos a las dos horas de proyección. En fin, que de perfecta nada, señores. Sí es cierto que Scorsese da una clase magistral de realización. Sí es cierto que Di Caprio se consagra definitivamente como ACTOR. Sí es cierto que se trata de un thriller muy superior a la media y que recomiendo ver a todo el mundo. Pero no es cierto que sea una obra maestra, ni que renueve el género, ni los cientos de chorradas que se están escuchando de boca de una horda de críticos enfervorecidos, empeñados subir a los altares una peli muy digna, sí, pero del montón.
Lo mejor: El regreso de un Scorsese más joven que nunca, con toda la maestría que se le supone.
Lo peor: Errores de estructura, de guión y de casting (¡¡¡ese Nicholson!!!) que echan a perder, en parte, la diversión.

Saturday, November 04, 2006

"El laberinto del fauno"


“El laberinto del fauno” de Guillermo del Toro. Con Sergi López, Ivana Vaquero, Maribel Verdú, Álex Angulo, Ariadna Gil y Doug Jones. Drama fantástico. CAL. BUENA
Con sólo seis películas en su haber Guillermo del Toro se ha convertido en toda una referencia del género fantástico. De vez en cuando le da por visitar nuestro país y dirigir alguno de esos oscuros cuentos guerracivilistas que tan bien le salen... y nosotros encantados, porque la verdad es que el tío la clava cada vez que viene. Personalmente considero “El espinazo del diablo” la mejor película filmada por este señor hasta la fecha... bueno, me corrijo, la mejor hasta que he contemplado esta soberbia “El laberinto del fauno”. Ninguna de las anteriores películas de del Toro había conseguido encajar de manera tan sublime sus componentes fantásticos y dramáticos. Esta dualidad siempre estuvo presente en su filmografía, incluso en las obras más desenfadadas, como la macarra “Blade 2” o la (para mí demasiado insípida) “Hellboy”, pero tal unión nunca terminaba de convencer, provocando que una de las dos mitades quedase un poco pegote jorobando la contraria. En “El laberinto del fauno” este error es superado ampliamente con su magistral “The End”, que parece felíz y no puede ser más trágico, y que otorga sentido a toda la peli. Libre de las ataduras de las majors y empujado por el entusiasmo de un “encargo propio”, del Toro nos sorprende aquí con un discurso que reniega de la magia, la imaginación y la fantasía, a la postre falsas salidas de una realidad terrible, dónde habitan monstruos mucho más pavorosos y héroes mucho más nobles que los de los cuentos de hadas. Lo que queda por decir no sería más que repetir las bondades por las que este tío ha llegado donde está. Su eficacísimo uso del presupuesto (casi siempre tirando a humilde), su trabajada dirección de actores (menudos papelones saca de Sergi López, Álex Angulo, Maribel Verdú y la niña Ivana Vaquero) y su impecable pericia técnica no son afortunadamente nada nuevo. Lo que sí puede ser considerado como tal, es que del Toro haya pasado de la peliculilla agradable, maja, o sencillamente entretenida, a la absoluta obra maestra. Si existe justicia en Hollywood el Oscar debería ir este año para el vecino del sur.
Lo mejor: Un Sergi López apoteósico al que llegamos a odiar.
Lo peor: Cierta tendencia al esquematismo histórico y a beneficiar siempre a los mismos.